La pirámide

De todos los elementos del paisaje arqueológico de México, las pirámides constituyen la construcción más característica. Llenas de precisión y magia en su ingeniería, y rodeadas de misticismo y superstición permanecen hasta nuestros días recordando lo glorioso de nuestro pasado.

Hay varios tipos y tamaños de pirámides. Su tamaño y sus características dependen de muchos factores:  los deseos de los gobernantes (reyes, emperadores o jefes de las ciudades que las mandaban construir). El uso religioso y cientifico del edificio, el poder económico de la ciudad donde las construían, el diseño general de la ciudad  y, finalmente, las características del medio ambiente.

Algunas eran utilizadas como observatorios astronómicos, otras para rendir culto a los dioses y practicar ceremonias religiosas, y algunas otras como auditorios donde sacerdotes y gobernantes reunían a su pueblo. En la actualidad son importantes atractivos turísticos y aun motivos de estudio para investigadores de todo el planeta.

 

Llegaron los españoles y nos dieron espejos en lugar de oro; llamaron salvajes a los hermanos de la tierra y del Sol, constructores de estas maravillas; destruyeron mucho de lo que había en nuestro territorio... pero las pirámides han sobrevivido al paso del tiempo como recordatorio de que los mexicanos tenemos historia antes de 1521, un pasado tan grande como sus construcciones.